Cañas, octubre 1º de 1959
Srta. Lucía González
Bayamo
Lucía:
Te escribo cristianamente rogando a Dios diariamente por ti, gracias a Dios yo estoy bien.
Recibí tu carta desde Guantánamo, y ya puedes considerar lo contento que me puse. Me la entregaron por la noche en el parque de Artemisa y no la leí hasta terminar el culto, porque temí ponerme nervioso, y la dirección del programa me correspondía a mí esa noche. Cuando se terminó el culto no espere más, allí mismo comencé a escucharte en el relato del viaje y de la despedida.
Aquella noche vinieron Heriberto e Isora, y con ellos le mandé a decir a María que tenía carta tuya, pero no le mandé a decir nada de ti para que viniera ella misma a enterarse, y al otro día vino ella con Enoc y Shirley. Anoche vino otra vez aquí a las Cañas, así que tal vez ella te escriba también.
María quería que yo le mandara la ropa para lavarla en Guanajay, pero no hubo facilidad para mandarla. Me preguntas si quiero que me planches la ropa; sí quiero, pero no te la voy a mandar allá tan lejos; tienes que venir tú a plancharla aquí. No te preocupes por ahora, que esto de que vengas a planchar es un juego, pero ya llegará el día en que tengas que hacerlo, y tal vez no muy dispuesta a ello. Posiblemente llegue el día en que después de que me chiquees un poco quieras que te planche un uniforme. Veremos que tal resulta todo.
De la campaña te diré que marcha muy bien. Pepe es de lo más consciente y nos ayuda material y espiritualmente. Trabajamos todos los días con El Mensajero; debemos salir a las 8 ante meridiano. Por la tarde salimos a dar avivamientos y por la noche una vez dirige Jorge y otra yo. Estamos visitando todos los pueblos, aun los más chicos, en que damos al menos una noche de cultos.
Ora mucho por el éxito de esta obra, especialmente por Estrada, para que Dios lo use con el don de sanidad divina. Yo espero que Dios lo use grandemente, porque según he podido apreciar en el tiempo que llevo tratándolo, es uno de los hombres más santos de la iglesia. Ora por mí también para que yo lo imite.
En el poco tiempo que estamos en esta provincia tenemos ya una discípula que llenó la solicitud, dos bautizados que posiblemente no demoren en ser discípulos también y una apóstata que va a regresar. Aunque la distribución de El Mensajero ha bajado notablemente, tampoco podemos quejarnos, pues en Artemisa solamente se han dejado más de 800.
No sé si al leer ésta ya te habrás enterado por otra parte, pero quiero decirte que en los cultos de Pinar del Río recibieron el don Pedro Luis, Aida, Alfredo Santander y Juanita Casanova. No he sabido nada de los cultos de Holguín y Colón, mándame a decir lo que sepas.
Sobre la carta que me dices que llegó tarde a Holguín, te diré que la recibí en Florida cuando veníamos. Creí que te lo había dicho. Cuando me contestes mándale recuerdos a Estrada y a los demás. Estrada me preguntó como dos veces si no le habías mandado a decir algo. Excúsame por la mala letra, pues no tengo comodidad para escribir y además en mí la letra fea es maña vieja.
Dale recuerdos a todos los hermanos en esa región. Por acá no sólo los misioneros, sino también los miembros te recuerdan mucho.
Para contestarme, hazlo a San Cristóbal y mándame a decir a qué lugar lo hago yo, pero con buen tiempo, porque yo soy un poco demorón para escribir.Como me dijiste que me dejara el bigote, estoy complaciéndote, pero varias veces he sido tentado a cortarme las cuatro o más pelusas que tengo. No sé si cuando me veas lo tendré todavía.
Ahora le voy a contestar a mamá, que hace varios días me escribió y no le he contestado todavía. Fíjate que la tuya la recibí después y la contesto antes. ¡Si Fina se entera se pone celosa!
Bueno por ésta está bueno, voy a dejar un poco de tinta para la otra. Te quiere tu prometido, que desea verte,
Ventura Luis
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